Sabemos
que en la vida existen distintos tipos de pruebas que hemos de tener
que sortear y vencer; sin embargo, la diferencia fundamental para los
cristianos radica en saber que Dios nos acompaña en estas pruebas y que
nos dará una salida. No obstante, en el tiempo que llevo trabajando con
personas, puede observar que a menudo evadimos la responsabilidad
de nuestros actos. También he comprendido, a base de mis propias
experiencias, que cuando no me responsabilizo de lo cometido, estoy
retrasando mi crecimiento. Suelo decirle a los jóvenes y adolescentes de
nuestra congregación: "si el dolor es inevitable, al menos aprende". Ésto debido a la necesidad que tenemos de incorporar las experiencias y evitar repetirlas.
Cada
vez que algo malo ocurre en la vida de una persona creyente, se lo toma
como una prueba. Y esto puede tornarse peligroso ya que hay casos donde
efectivamente una persona está viviendo una prueba y otros donde
solamente está recibiendo lo sembrado.
A
mis diez años de edad, mis padres se divorciaron llenos de situaciones
de violencia física y verbal generadas por mi padre. Gracias a Dios mi
madre pudo encontrar apoyo y salir de la situación en la que nos
encontrábamos.
Cuando
mi padre volvió a la iglesia, luego de 12 años de estar lejos, se
reunió con el pastor para hablar de sus problemas y de lo que para él
era una interminable situación de dolor. Esperaba
encontrar una apacible frase consoladora, algo que le indicara que Dios
"estaría con él durante la prueba". Pero este pastor no tenía pelos en
la lengua y lo exhortó diciendo algo como:
-"No
querido, vos no podes hacer daño durante 12 años y esperar que en unos
meses Dios solucione todos tus problemas, ahora tenés que quedarte
tranquilo esperando a terminar de cosechar todo lo que estuviste
sembrando. Y cuando termines de sembrar, ahí van a empezar a encaminarse
las cosas".
No
es lo que él quería escuchar, pero era la pura verdad y lo que necesitaba oír. Y lo mismo
aplica para nosotros, a la distancia con ejemplos aislados puede parecer
un poco simple, pero debemos revisar nuestra vida y ver si acaso no
estamos viviendo cosechas en lugar de pruebas. Y quiero dejar en claro
que Dios siempre se mantiene a tu lado, pero es importante saber cuando
estamos viviendo tiempo de cosecha y cuando vivimos pruebas, y así poder
identificar el detonador y cambiar el rumbo de nuestra vida.
Si
estás viviendo un problema de salud y no le das dado el correcto
cuidado a tu cuerpo, claramente no estás viviendo una prueba, estás
obteniendo el resultado del descuido. ¡ No es un castigo ! pero es una
ley natural.
Si estás cruzando una separación y sabes que fuiste infiel o abusivo/a, claramente esto es una cosecha de tus actos.
Si estás desempleado, y has aceptado que no eras comprometido, llegabas tarde, etc. Entonces sabes el verdadero motivo.
La biblia dice que a quienes amamos a Dios, todas las cosas nos ayudarán para bien. Es decir, que a todo lo vivido sea bueno o malo nos terminara ayudando a bien.
Si en lugar de estar viviendo una prueba estás viviendo un resultado de tu comportamiento, no hay que derrumbarse, sino confrontar la realidad, aceptarla y comenzar a tomar decisiones diferentes que nos alejen de esas siembras.
Andrés Floccari - JNV jóven